El festín.

El hombre del cabello cano entró con un  perro a la habitación de la novata prostituta.
Era un animal corpulento.Un semental embravecido,de ojos amarillentos.
Es lanzado sobre la muchacha,cuyos gritos de dolor,se confunden con las risotadas de los espectadores,mientras el perro destroza la carne joven.

El hombre del cabello cano,observa sin perder detalle el dantesco espectáculo.La comadrona,sujeta la cabeza de la joven,como un trofeo,satisfecha por el dinero recibido.
La joven prostituta yace muerta en la habitación ensangrentada,mientras los espectadores se preparan para el siguiente festín.Es solo el comienzo...

Crisantemo.

_En el jardín,crece la flor más espectacular del mundo.
Un crisantemo amarillo.

_Pero,no es tan maravilloso,Ana.Hay miles como ésa flor.

Ana sonríe,mientras sorbe su café.Solo ella sabe,que su esposo es el abono.

1...2...3...

Tranquilo,Amador se desplaza a la habitación de la abuela.
Ésta lo mira aterrada,pero no puede hacer nada.Ya está dentro.Y pronto clavarán la tapa.Escucha el llanto,las plegarias,las conversaciones a media voz.
Huele las flores,el tabaco y la fragancia favorita de su nieto.
Llora,pero nadie parece escuchar. Amador,se preocupa del más mínimo detalle.
¡Cuanto sufre!..Pero lleva con dignidad la pérdida.Es alabado y bendecido por las centenares de personas presentes.
Él está satisfecho.Era lo que su abuela hubiese querido.
1...2...3....Las últimas paladas de tierra.Por fin todo termina.
Dentro,la abuela llora,mientras le queda la última gota de oxígeno.

La promesa.

Las toscas manos de Amanda se entrelazaban con la masa suave y esponjosa que daría paso al pan de cada día.Le dolía la espalda;cansada estaba ya de tanto ajetreo;pese a sus treinta años,se sentía una mujer vieja,acabada,que producto del trabajo desde hacía tantos años,habíase convertido en una mujer deprimida y amargada.

Siguió amasando y con rapidez comenzó a hacer los bollos que prontamente tapaba con un mantel limpio,hecho de sacos de harina,tela que le servía para confeccionar sábanas,cortinas y uno que otro vestido para María Magdalena,su niña,sin serlo,a la cual de vez en cuando miraba por la ventana de aquella cocina añosa,dedicándole una dulce mirada o una tierna sonrisa.
Amanda,terminó de amasar,lavó sus manos y las secó en el delantal desteñido,para comenzar a hacer el fuego en aquel pequeño horno de tarro y comenzar así la tarea de todos los días:hacer pan,cocerlo,la limpieza de la casa,dar de comer a las gallinas;junto con María Magadalena,preparar el almuerzo,en fin,todo un día de trabajo monótono,pero que no dejaba de hacer por ningún motivo.
Pronto estuvo todo listo.Los últimos toques al almuerzo,para esperar a Marcial,aquel hombre grande y fornido,veinte años mayor que ella y que la había rescatado de los bazos del dueño del campo Los Nogales de un certero puñetazo en el hocico.
Ésto la hacía sentir feliz.Y ya habían pasado quince años.
Marcial,le ofreció vivir en su casa grande de adobe,cubierta de árboles,como amiga para su enferma esposa y su pequeña hija,que llegó a convertirse con el tiempo,en su propia hija,a pesar del caracter extremadamente reservado de ésta.
Despues de unos años,la esposa  murió en extrañas circunstancias.Pero antes de morir le pidió a Marcial que tomara por esposa a Amanda-quién contaba ya con dieciocho años-pues sería la única mujer que dejaría vivir en paz en aquella casa.
_Me lo debes por todo lo que me haz hecho_dijo en su lecho de muerte.

Había pasado el tiempo,María Magdalena estaba pronta a cumplir quince años y la promesa no era cumplida.Ni siquiera había logrado ser la concubina.
Marcial veía a una sirvienta y Amanda al Hombre.
_Amanda,¿la niña?.
_En el patio,con sus tareas y unos libros raros que no se que son.
Más ratito me toca a mí.¡Mire!_y le extendió un trozo de papel_Ya se escribir mi nombre_mostró orgullosa,pero luego lo retiró atontada,pues Marcial no sabía leer ni escribir.
_¿Me da almuerzo mejor?.Y no se apure,que se puede quemar y así ningún mozo vendrá por usted.
Amanda lo miró desconcertada.¿Acaso había olvidado la promesa que le hizo a Jovita,su esposa?.
Ella no lo había olvidado,así que le gritó desafiante:
_¡Al único hombre que espero hace tiempo es a ti!.
Marcial quedó perplejo,con el trozo de pan a medio masticar.No pensaba.No creía. No podía...era solo una sirvienta común,aunque sus curvas tras el vestido ajustado le incitaban pensamientos lujuriosos;él,como curtido hombre de trabajo,de más de cincuenta años,no acertaba a imaginar lo que Amanda sentía por él.
_Ha pasado mucho tiempo._siguió Amanda_y la niña sabe todo.Perto tú,tú..._y proprrumpió en llanto desgarrador que agitaba su pecho incesantemente.Marcial,aún en estado catatónico,se levantó sin pronunciar palabra y salió al patio,dejando a Amanda llorando en la cocina,con un plato de cazuela humeante por testigo.
Marcial ignoraba que Jovita la había preparado,diciéndole como vesrtirse,comportarse y él había notado aquello,pero  lo atribuyó a su imaginación.
María Magdalena lo miró.En su mirada se notaba un dejo de malicia que lo hizo sonrojar,al darle la espalda la niña exclamó:
_Yo puedo irme con mis tíos..A lo mejor así se decide.
El hombre la miró asombrado,Pero no dijo nada,bajó la cabeza y asintió.
_Me va a dejar sola justo ahora?_preguntó Amanda a la niña completamente asustada.
_Es lo mejor.¿O qué quieres?.¿Qué mi padre no se decida nunca?.
 Las palabras de María Magadalena,quedaron en sus oídos por varios minutos.En su interior sabía muy bien que tenía razón.Asi que secó sus lágrimas y esperó.
La noche llegó pronto.Marcial se paseaba nervioso por el parrón;no había entrado en la casa desde al almuerzo..Miró la casa y vió que una a una las luces se apagaban,pero una tenue luz  de vela iluminaba la habitación de Amanda.
_Marcial.Sea hombre  y decida de una vez;o entra o mañana cambiarán las cosas.
Aquel tono amenazante,frío,gélido y espectral provenía de la habitación iluminada.

Un pensamiento insano lo invadió..Aquella era...
Entró raudo desabotonádose la camisa.El cuarto semiiluminado dejó ver la silueta de una mujer a medio vestir..Se abalanzó sobe el cuerpo virgen y apetitoso.Desgarró las ropas y entre caricias promiscuas y fuertes ,penetró el cuerpo de la mujer,que dando alarados de placer ,se aferraba al cuerpo cetrino del hombre que había esperado por tanto tiempo.
_Jovita,volviste._exclamó Marcial entre gemidos lujuriosos.
Amanda sintió como si miles de cuchillos atravezaron su pecho.El dolor y la rabia la invadieron y luchó frenétivamente por quitarse de encima al hombre,que en un segundo había dejado de amar,pero su cuerpo fornudo la envolvía llamándola como la muerta.
Comenzó a morderlo hasta que sus boca sintió el sabor de la sangre.Lo arañó hasta que sus uñas rompieron aquella piel gruesa.Marcial,estaba como poseso,ensangrentado,moviéndose bruscamente,hacia dentro y hacia afuera,de auqel cuerpo ya sin razón.
Amanda,enceguecida por el odio que terminó de inundar su alma,comenzó a arrancar con sus dientes trozos de carne  de la cara de Marcial,que seguía en trance.
Las sábanas se habían teñido con la sangre virginal de Amanda y los trozos de Marcial,que luego de encontrar el clímax,sintió el agudo aguijón del dolor,provocando en él fuertes y desgarradores gritos.Trató de levantarse,pero le fue imposible.Comenzó a vomitar y vió por el rabillo del ojo a Amanda,que se levantaba ensangrentada con un hacha en la mano.
Las preguntas se arremolinaron en la mente del herido.Pero,la respuesta jamás llegó,pues de un certero corte,su cabeza rodó bajo la cama.


El día amaneció despejado y frío.Cuando María Magdalena llegó,notó la casa silenciosa.
Entró ávida de saber lo acontecido y vió a Amanda en la cocina lavando unos platos con un vestido floreado,que había sido de su madre.
Se acercó y la brazó,pero la mujer la miró entristecida.
_¿Qué ocurrió?.
_Me dijo "Jovita"._y comenzó a llorar.
_¿Dónde está?_inquirió seria María Magdalena.
_En el patio.Vieras que me costó llevarlo.Pesaba demasiado.
María Magdalena miró en dirección al patio y vió la tierra removida del jardín.Unos maceteros indicaban la improvisada tumba.
_Bueno,ahora eres la señora de la casa.
Amanda la miró aterrada.
_Diremos que se fue de viaje.Nadie preguntará por él.Nunca le importó dejarnos solas.¡Maldito hijo de puta!. Sin él todo estará mejor.Espero que haya sufrido tanto como mamá a la hora de morir...
La miró con un brillo maldito en los ojos y agregó:
_¿Limpiaste bien el hacha?.
Y tarareando una cancioncilla de cuna,arregló las macetas,mientras Amanda lloraba en silencio,sin imaginar que en su vientre germinaba una semilla,tan maldita como María Magdalena.

El horno número 6.

El supermercado se encontraba casi desierto.Estaba construido en la base del río que se había secado hace años y que muchas veces hacía de vertedero público.Anabel,seguía haciendo las compras allí,a pesar del olor a podredumbre que se respiraba.
Leyla,la cajera,corrió a ayudar a Anabel y en unos minutos,salía con las bolsas en dirección a su casa.Miró a su alrededor y evitó el paso del río,yéndose por los recovecos del establecimiento,que para evitar el desmoronamiento,había encementado el suelo dándole a éste un aspecto aterrador,pues veianse sinuosas siluetas esculpidas en el cemento.
Anabel,tenía la costumbre de ir contándolas;imaginaba que allí estaban los cuerpos devastados por el virus.
Fue en ese momento cuando vio a Chang.Poco sabía de él.Siempre estaba cuando hacía sus compras y le regalaba una dulce sonrisa.Tenía un aspecto saludable y contrastaba con el paisaje,Su español era bastante bueno y dejaba a Anabel sin respiración.
_Hola,Anabel_decía siempre.
¿Cómo sabía su nombre?.Quizá por Leyla.El caso era,que jamás respondía.Sentía sus mejillas ruborizadas y su corazón latía demasiado fuerte para responder.
Chang,se quedaba ahí parado hasta que Anabel desparecía por entre los callejones.Pero aquella vez,Anabel decidió hacer un cambio y esperó a estar más cerca y contestó:
_Hola.
Aquello sonó áspero.Chang vió la turbación de la muchacha.Se acercó solícito y le ofreció ayuda con los paquetes.Desde ése día fueron inseparables y las miradas curiosas no les perturbaban.Al contrario,les alentaba a seguir con su romance en medio de aquel desastre que envolvía a la ciudad,donde los muertos eran cada vez más.
Chang trabajaba en una funeraria.Estaba a cargo del crematorio y habían expandido los hornos  a causa de la epidemia.Anabel,sentíase incómoda con el trabajo de su prometido.Pero.éste la abrazaba con sutileza y le decía al oído:
_Jamás te perderé.Jamás.
Aquellas palabras que para Anabel eran un "te amo" irrefutable,para Leyla eran la daga que atravesaba su pecho.

El 16 de marzo de 2012, a éso de las 8 de la noche,Chang fue a su trabajo de forma urgente.El virus había remontado y se encontraron centenares de cuerpos que debían ser cremados ya para evitar el contagio.Anabel se sentía inquieta.Y fue hasta el supermercado a pedirle ayuda a Leyla,quién aceptó de inmediato al ver que se le presentaba una buena oportunidad para deshacerse de Anabel,quién no imaginaba las intenciuones de su amiga.
Chang divisó las figuras de su amada y de su amiga y se preocupó.No habían podido incinerar  todos los cuerpos por que tres de lo seis hornos de la localidad,habían fallado y los muertos estaban apilados a la entrada de la funeraria.Sabiendo lo nerviosa que ésto ponía a Anabel,salió a sus  encuentro sin quitrase los guantes con los que  manipiulaba a los cadáveres contaminados.Su acción no fue premeditada.Amaba tanto  a aquella mujer que un segundo sin ella era una eterenidad y solo fue cuando Leyla se lo indicó que notó su descuido fatal.
Leyla sonrió de satisfacción,pues sus planes se habían hecho realidad sin ensuciarse las manos,consiguiendo quitar del camino a la mujer de sus pesadillas.Chang,se deshacía en disculpas por su estupidez.
En menos de una semana la muchacha se había convertido en un serr cadavérico de labios secos,ojos amarillentos,cuerpo lleno de pústulas infectadas,con la cabeza carcomida por una tiña pestilente;casi había perdido toda la dentadura y sus uñas y no podía permanecer mucho tiempo despierta.
Chang se dividía entre los cuidados de sus amada y el crematorio abarrotado de cuerpos inertes por el virus.
La última noche,Leyla llamó a Chang para comentarle que que Anabel había desaparecido.
_No se en que momento.Pero,cuando llegué a tu casa no estaba.
_Tiene que aparecer.No voy a perderla.
_Ya la perdiste Chang_dijo Leyla en tono burlón_Hay otras mujeres que...
_¡No!.No voy a perderla_gritó Chang y salió corriendo en dirección a su casa.
Mientras tanto Leyla,había llevado el agónico cuerpo de Anabel al crematorio y lo había metido a uno de los hornos.Salió a ver que Chang no fuera a verla y entró con una risilla y un brillo maquiavélico en lo ojos.

Encendió el horno níumero 6,mientras tarareba una vieja cancion de cuna y se quedó allí mirando como Anabel se consumía entre gritos afónicos y súplicas apagadas por la risa sarcástica de leyla que no se movió hasta ver convertida en cenizas los últimos resquicios del cuerpo de su odiada amiga.
Solo fue dos días más tarde,cuando limpiaban los hornos que los aretes de Anabel fueron hallados.Chang los tomó y salió sin rumbo fijo repitiendo mientras se perdía en el lecho del río:
_No la perderé.No la perderé.
El virus había hecho estragos en más de la mitad de la población.Las casas y establecimientos lucían abandonados.
Leyla estaba aferrada a la caja del supermercado,con los ojos amarillentos y escupiendo sangre,en medio de productos expirados hace meses.
Chang,seguía buscando en los hornos y el lecho del río,el cuerpo de Anabel,hasta que solo quedó su esqueleto aferrado al horno número 6.

El sustituto.

                                    

Escuché un ruido y abrí los ojos.Era como el gemido de un niño.Un llanto.Un sollozo.
Imagínate oír algo así en medio de la noche.Me levanté y miré a travéz de la ventana.Lo que ví fue increíble.Allí,junto al alerce del costado del camino,aquel animal que parecía un perro más grande de lo normal con los ojos amarillentos y dos cuernos sobre su frente,llevaba entre  sus fauces a Falina,la yegua pura sangre del abuelo.
Salí corriendo y cuando quise disparar,el animal dejó caer el cuerpo a medio roer de Falina y se abalanzó sobre mí.
No recuerdo nada más.Pero,debió estar maldito,porque desde entonces,me veo obligado a vagar hasta encontrar un sustituto.

Él

Si Dios existiera juraría por él que lo que ví aquella noche es real.Pero,dudo que exista.No puede existir poque solo existe el mal.

No me mire así,Padre.Se que no asisto a su iglesia pero,si estoy acá,es por que es el único lugar seguro por ahora.Aunque no será por mucho tiempo.

Él,tarde o temprano,envolverá todo con su fétido manto.

¿Cómo será?.No lo sé;en realidad,no sabría decirle como es.A veces,toma formas indescriptibles y otras,es tan dulce como una niñita.Otras,otras...

No me mire así.Nunca he mentido sobre algo así.Dios no existe.¡No existe!.Si existiera,habría ido en mi ayuda aquella noche.

Primero pensé que era un sueño;traté de despertarme diciédome a mi mismo que "eso" era un sueño.Pero aquello comenzó a envolverme.Sentí miedo como nunca antes.La habitación se había vuelto de papel.Los muebles y la cama estaban hechos de periódicos viejos asi como el piso.Los cuadros chorreaban por la pared sus colores sin secar.No había ventana.En su lugar una puerta de ladrillos de cuyo interior intentaba salir Él,con gritos de ultratumba.

Sentí un golpe seco.Y caí al desvanecimiento puro y perpetuo de cual mausoleo olvidado.

Cuando desperté,alineados a mi lado,los cuerpos desnudos y ensangrentados de mi madre,mis hermanos y el esposo de mi madre.

Han pasado tres días y no he dormido.Tengo miedo de cerrar los ojos y que la habitación cambie para verlo a Él y a  sus hordas arañando ésos cuerpos en mi pared.

Ayúdeme,Padre.Contésteme por favor.No me mire así.Padre,Padre...

Cerró los ojos.Y al  instante,la fría ermita de piedra rectangular,volvióse de arrugado papel descolorido;las imágenes sacras,volteánbase al revés y al derecho,en medio de ruidosas carcajadas.

Las gruesas puertas habían sido sustiuidas por descascarados ladrillos.Desde el interior,Él,incitaba a sus hordas a cruzar y dejar el abismo infinito para recuperar la tierra.Abrió los ojos y en las manos ensangrentadas yacía la cabeza mutilada del cura,mientras su cuerpo colgaba de la pared de papel amarillento por los años,cual trofeo,junto a una infinidad de cuerpos desollados.