Las toscas manos de Amanda se entrelazaban con la masa suave y esponjosa que daría paso al pan de cada día.Le dolía la espalda;cansada estaba ya de tanto ajetreo;pese a sus treinta años,se sentía una mujer vieja,acabada,que producto del trabajo desde hacía tantos años,habíase convertido en una mujer deprimida y amargada.
Siguió amasando y con rapidez comenzó a hacer los bollos que prontamente tapaba con un mantel limpio,hecho de sacos de harina,tela que le servía para confeccionar sábanas,cortinas y uno que otro vestido para María Magdalena,su niña,sin serlo,a la cual de vez en cuando miraba por la ventana de aquella cocina añosa,dedicándole una dulce mirada o una tierna sonrisa.Amanda,terminó de amasar,lavó sus manos y las secó en el delantal desteñido,para comenzar a hacer el fuego en aquel pequeño horno de tarro y comenzar así la tarea de todos los días:hacer pan,cocerlo,la limpieza de la casa,dar de comer a las gallinas;junto con María Magadalena,preparar el almuerzo,en fin,todo un día de trabajo monótono,pero que no dejaba de hacer por ningún motivo.
Pronto estuvo todo listo.Los últimos toques al almuerzo,para esperar a Marcial,aquel hombre grande y fornido,veinte años mayor que ella y que la había rescatado de los bazos del dueño del campo Los Nogales de un certero puñetazo en el hocico.
Ésto la hacía sentir feliz.Y ya habían pasado quince años.
Marcial,le ofreció vivir en su casa grande de adobe,cubierta de árboles,como amiga para su enferma esposa y su pequeña hija,que llegó a convertirse con el tiempo,en su propia hija,a pesar del caracter extremadamente reservado de ésta.
Despues de unos años,la esposa murió en extrañas circunstancias.Pero antes de morir le pidió a Marcial que tomara por esposa a Amanda-quién contaba ya con dieciocho años-pues sería la única mujer que dejaría vivir en paz en aquella casa.
_Me lo debes por todo lo que me haz hecho_dijo en su lecho de muerte.
Había pasado el tiempo,María Magdalena estaba pronta a cumplir quince años y la promesa no era cumplida.Ni siquiera había logrado ser la concubina.
Marcial veía a una sirvienta y Amanda al Hombre.
_Amanda,¿la niña?.
_En el patio,con sus tareas y unos libros raros que no se que son.
Más ratito me toca a mí.¡Mire!_y le extendió un trozo de papel_Ya se escribir mi nombre_mostró orgullosa,pero luego lo retiró atontada,pues Marcial no sabía leer ni escribir.
_¿Me da almuerzo mejor?.Y no se apure,que se puede quemar y así ningún mozo vendrá por usted.
Amanda lo miró desconcertada.¿Acaso había olvidado la promesa que le hizo a Jovita,su esposa?.
Ella no lo había olvidado,así que le gritó desafiante:
_¡Al único hombre que espero hace tiempo es a ti!.
Marcial quedó perplejo,con el trozo de pan a medio masticar.No pensaba.No creía. No podía...era solo una sirvienta común,aunque sus curvas tras el vestido ajustado le incitaban pensamientos lujuriosos;él,como curtido hombre de trabajo,de más de cincuenta años,no acertaba a imaginar lo que Amanda sentía por él.
_Ha pasado mucho tiempo._siguió Amanda_y la niña sabe todo.Perto tú,tú..._y proprrumpió en llanto desgarrador que agitaba su pecho incesantemente.Marcial,aún en estado catatónico,se levantó sin pronunciar palabra y salió al patio,dejando a Amanda llorando en la cocina,con un plato de cazuela humeante por testigo.
Marcial ignoraba que Jovita la había preparado,diciéndole como vesrtirse,comportarse y él había notado aquello,pero lo atribuyó a su imaginación.
María Magdalena lo miró.En su mirada se notaba un dejo de malicia que lo hizo sonrojar,al darle la espalda la niña exclamó:
_Yo puedo irme con mis tíos..A lo mejor así se decide.
El hombre la miró asombrado,Pero no dijo nada,bajó la cabeza y asintió.
_Me va a dejar sola justo ahora?_preguntó Amanda a la niña completamente asustada.
_Es lo mejor.¿O qué quieres?.¿Qué mi padre no se decida nunca?.
Las palabras de María Magadalena,quedaron en sus oídos por varios minutos.En su interior sabía muy bien que tenía razón.Asi que secó sus lágrimas y esperó.
La noche llegó pronto.Marcial se paseaba nervioso por el parrón;no había entrado en la casa desde al almuerzo..Miró la casa y vió que una a una las luces se apagaban,pero una tenue luz de vela iluminaba la habitación de Amanda.
_Marcial.Sea hombre y decida de una vez;o entra o mañana cambiarán las cosas.
Aquel tono amenazante,frío,gélido y espectral provenía de la habitación iluminada.
Entró raudo desabotonádose la camisa.El cuarto semiiluminado dejó ver la silueta de una mujer a medio vestir..Se abalanzó sobe el cuerpo virgen y apetitoso.Desgarró las ropas y entre caricias promiscuas y fuertes ,penetró el cuerpo de la mujer,que dando alarados de placer ,se aferraba al cuerpo cetrino del hombre que había esperado por tanto tiempo.
_Jovita,volviste._exclamó Marcial entre gemidos lujuriosos.
Amanda sintió como si miles de cuchillos atravezaron su pecho.El dolor y la rabia la invadieron y luchó frenétivamente por quitarse de encima al hombre,que en un segundo había dejado de amar,pero su cuerpo fornudo la envolvía llamándola como la muerta.
Comenzó a morderlo hasta que sus boca sintió el sabor de la sangre.Lo arañó hasta que sus uñas rompieron aquella piel gruesa.Marcial,estaba como poseso,ensangrentado,moviéndose bruscamente,hacia dentro y hacia afuera,de auqel cuerpo ya sin razón.
Amanda,enceguecida por el odio que terminó de inundar su alma,comenzó a arrancar con sus dientes trozos de carne de la cara de Marcial,que seguía en trance.
Las sábanas se habían teñido con la sangre virginal de Amanda y los trozos de Marcial,que luego de encontrar el clímax,sintió el agudo aguijón del dolor,provocando en él fuertes y desgarradores gritos.Trató de levantarse,pero le fue imposible.Comenzó a vomitar y vió por el rabillo del ojo a Amanda,que se levantaba ensangrentada con un hacha en la mano.
Las preguntas se arremolinaron en la mente del herido.Pero,la respuesta jamás llegó,pues de un certero corte,su cabeza rodó bajo la cama.
El día amaneció despejado y frío.Cuando María Magdalena llegó,notó la casa silenciosa.
Entró ávida de saber lo acontecido y vió a Amanda en la cocina lavando unos platos con un vestido floreado,que había sido de su madre.
Se acercó y la brazó,pero la mujer la miró entristecida.
_¿Qué ocurrió?.
_Me dijo "Jovita"._y comenzó a llorar.
_¿Dónde está?_inquirió seria María Magdalena.
_En el patio.Vieras que me costó llevarlo.Pesaba demasiado.
María Magdalena miró en dirección al patio y vió la tierra removida del jardín.Unos maceteros indicaban la improvisada tumba.
_Bueno,ahora eres la señora de la casa.
Amanda la miró aterrada.
_Diremos que se fue de viaje.Nadie preguntará por él.Nunca le importó dejarnos solas.¡Maldito hijo de puta!. Sin él todo estará mejor.Espero que haya sufrido tanto como mamá a la hora de morir...
La miró con un brillo maldito en los ojos y agregó:
_¿Limpiaste bien el hacha?.
Y tarareando una cancioncilla de cuna,arregló las macetas,mientras Amanda lloraba en silencio,sin imaginar que en su vientre germinaba una semilla,tan maldita como María Magdalena.
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