Escuché un ruido y abrí los ojos.Era como el gemido de un niño.Un llanto.Un sollozo.
Imagínate oír algo así en medio de la noche.Me levanté y miré a travéz de la ventana.Lo que ví fue increíble.Allí,junto al alerce del costado del camino,aquel animal que parecía un perro más grande de lo normal con los ojos amarillentos y dos cuernos sobre su frente,llevaba entre sus fauces a Falina,la yegua pura sangre del abuelo.
Salí corriendo y cuando quise disparar,el animal dejó caer el cuerpo a medio roer de Falina y se abalanzó sobre mí.
No recuerdo nada más.Pero,debió estar maldito,porque desde entonces,me veo obligado a vagar hasta encontrar un sustituto.
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