Tenía una mirada pícara y una sonrisa ladina.Debía contar con 37 años en aquel entonces...
De contextura gruesa,a veces, parecía más viejo de lo que aparentaba.
Siempre me lo encontraba mientras hacía mi trabajo,para darme un beso en la mejilla y guiñarme un ojo.Siempre lo mismo.Hasta a quel día.
En vez de besarme en la mejilla,acercó su boca a la mía y mordió bruscamente sus labios.No me moví.Ni siquiera lo miré.Solo atiné a salir de allí,con el rostro ruborizado e implorando que no lo volviera a repetir.
No me di cuenta cuando estaba detrás de mí.Y aunque quise cerra la puerta,su deseo de tenerme fue más fuerte.Se abalanzó sobre mí,poseyéndome como un loco,mientras gritaba de placer.
Su cuerpo se balanceaba,mientras me penetraba y me mordía los labios y las orejas.
Me obligó a besar su frente y succionar su lengua,al tiempo que me apretaba con sus brazos y piernas,sin darme ocasión de escapar.
Mordió una y otra vez mi boca,tiró de mi pelo y apretó mis senos,sin dejar de entrar en mí una y otra vez.
Me volteó y sin mediar palabra,me penetró,hasta estallar de placer,en medio de un gran charco de sangre.
Cuando todo terminó,cansado de tanto sexo, salió en dirección desconocida,sin hablar y me obligó a ser su cómplice en el acto cometido.
.Aún ahora cuando pasa por mi lado,evado su mirada,mientras deja su pestilencia tras de sí.
Yo me quedo terminado mi trabajo,como si no lo conociera y siento su mirada penetrante en mi nuca.
Por su culpa jamás tendré hijos.El daño que me provocó fue demasiado grande.
Es por eso que aquí dentro del confesionario,le recordaré a usted,día tras día lo que me hizo.
Se que no pedirá perdón.Más le haré recordar lo ocurrido,así como usted,al otro lado del condesionario.desea olvidarlo.
Yo seré por siempre su desdicha,aún cuando las autoridades eclesiásticas lo hayan protegido.
Yo seré su perdición,así como usted fue la mía.Seré el castigo que tan impunemente evadió.
Se preguntará de que forma.Poco a poco,con la misma ponzoña que le da a los miserables del albergue.Aquel veneno que tan celosamente guarda para otros,se lo estoy suministrando en pequeñas dosis desde hace un par de años.
No sabe como disfruto cuando lo escucho quejarse de dolor...
Este confesionario,guardará algún día su cuerpo inerte y jamás podra decir a nadie que le sucedió.
Me gustaría ver su cara en estos momentos y no imaginar la mueca de horror que ha puesto.
Verlo a los ojos,directamente y comprobra su miedo.Pero,no saldré del confesionario hasta haber terminado.
Mañana vendré de nuevo,como todos los días;como lo he venido haciendo desde hace un par de años.
Trate de dormir,aunque debe ser horrible intentarlo,guardando tal confesión.
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