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martes, 9 de febrero de 2010

En quince años...

Se cubrió con papeles viejos y se durmió.En su mente se dibujaban los recuerdos:las industrias aquellas,humeantes y muchas veces bulliciosas entre caminos de tierra bordeados de zarzamoras y el ir y venir apurado de los trabajadores que siempre le dejaban de comer sobre una lata amarillenta por el sol.¡Qué tiempos aquellos!.Él era joven,impetuoso y bravo y alguno que otro jornal le temía y le respetaba.
Pero él conocía su trabajo:ser perro guardián.Y como tal cuidaba con esmero y bravura aquella vieja fábrica que prácticamente lo vió nacer.
¡Como había cambiado todo y tan rápido!.Los caminos,otrora de tierra,se habían asfaltado,iluminándoseles y los potreros habían dado paso a la gente que había llegado de a poco a vivir allí...
Despertó.Se enderezó un poco y ante sus ojos apareció la avenida llena de autos,micros y sobre todo personas,tan apuradas y ensimismadas que eran pocas las que se detenían a darle una caricia o dejarle un bocado.Fiel perro,que aún después de tantos años,seguía impávido ante aquella mole ya abandonada,pues a sus alrededor se habían construído muchas casas,calles y plazas.Si,definitivamente Quilicura había cambiado:ahora estaba llena de niños jugando por doquier o yendo a los colegios y trabajadores,que en vez de viajar a sus casas por largas horas por caminos abruptos y en micros incómodas,ahora,simplemente,caminaban a sus casas,sus propias casas o tomaban buses de grandes butacas.
Recordaba toda una vida corriendo y ladrando;agradeciendo aquel gesto de un trabajador agotado que le daba de comer.Antes cruzaba los caminos,perseguía conejos y jugaba con lagartijas.Ahora,debía tener mucho cuiudado:las calles atestadas y sus patas ya viejas le impedían cruzar la avenida con rapidez.
No había ya mucho que perseguir, ano ser que fuera un chiquillo con un palito que luego,de la mano se madre,le dejaba ahí con sus ojos ya casi ciegos llenos de lágrimas.moviendo la cola con la esperanza que siguiera jugando con él.
Volvió a mirar ¡cuantas casas!.Y seguían costruyendo.Como no hacerlo,si él hubiese dado todo su cuerpo peludo por aquella linda tierra.
Caminó un poco sin alejarse de aquella responsabilidad que había asumido.No fuera a ser que por estar divagando,volviera algún trabajador y no lo encontrara en su puesto de celador.Pero no.El perro guardián jamás entendería-o más bien no quería hacerlo-que aquella fábrica debería dar paso a más y más casas.
Olió un poco el ambiente:los olores que él coociese casi no estaban.Echaba de menos la tierra húmeda por la lluvia,los yuyos y zarzamora.Y las caricias de aquel trabajador y su corazón,estrujado por un sentimiento extraño,lo hizo detenerse.Miró los cerros cubiertos de verde.Poco distinguió los cielos abarrotados de nubes que parecían algodón,pero él sabía que era un día hermoso.
Volvió sobre sus huellas a su puesto y notó que alguien le había dejado de comer.Entonces sintió hambre.Ya era de noche y comenzaba a silenciarse el ambiente.Eran pocos los que quedaban a esas horas.Todos corrían presurosos a sus hogares.
Ladró una cuantas veces.Su voz sonó áspera y profunda con un dejo de tristeza.La noche lo ponía triste.Recorrió unas cuantas veces la fábrica,cerciorándose que nada pasaba y volvió a sus papeles viejos con los que se tapó y cerrando los ojos se quedó dormido.
A la mañana siguiente,al alboroto de todos los días,se sumó uno nuevo:muchas voces y motores de ruido ensordecedor habían llegado a demoler la fábrica.Supiró.Supo entonces que su trabajo concluía.¿A dónde ir?.Tal vez las pesonas que llegasen lo dejarían cuidar sus casas y seguiría allí,en su tierra fértil,entre sus tres cerros...
De repente,entre todos los trabajadores,uno le pareció conocido.Más viejo y curtido,pero sin duda el mismo que,cariñosamente,todas las mañanas y tardes lo acariciaba y le daba de comer.
Su corazón latió de gozo y se acercó lento y temeroso (por peimera vez),moviendo su cola demostrando que no lo había olvidado.

--Buen perro,¿todavía aquí?,¿te gustó la comida anoche?.


Y se lo llevó a una casa de dos pisos que está próxima a la fábrica.Allí su nuevo trabajo.Allí,su única familia,Y desde ahí suigió viendo como Quilicura se transformaba,creciendosus calles,casa y fábricas para seguir siendo un lugar hermoso y tranquilo para vivir.

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