Era de noche y la bruma cubría la cabaña lúgubre.
La madre en su antigua mecedora,cautiva del frío y el reumatismo,clamaba a su hijo para que le cortara un poco de leña y poder así,calentar sus deformes huesos y el quejumbroso hogar.
Pero,el hijo,a pesar de ser un excelente leñador,era indolente ante el llamado de su madre...
Tantas veces clamó y tantas,recibió la misma respuesta:
-Vete al demonio,madre!
Aburrida y cansada del cuervo que procreó,como pudo se levantó y fue al cobertizo.El frío arremetió contra ella pero la madre,ya con la idea fija en su mente,comenzó a cortar leños para su chimenea.Gruesos y fuertes,eran éstos.Pesada el hacha entre en sus manos,pero tenaz la mujer.
Con la poca fuerza,solo cortaba pequeñas astillas y más era el ruido provocado por el hacha que chocaba frenética contra el tronco de base.
El hijo,maldecía a viva voz.
-Deja ya eso,bruja maldita! Basta ya! Si no te detienes en este momento,te cortaré la cabeza!
Pero,el viento,no dejaba que llegara a oídos de su madre aquel juramento maldito...
Presa de una ira incontrolable,corrió al cobertizo y le quitó con fuerza el hacha a su madre y comenzó a cortar de cuajo los leños,mientras gritaba "¿Quiere leña?. Ahí la tienes ,vieja desgraciada!".
La madre le reprendió,pero el leñador ya totalmente enajenado,arremetió contra ella cercenándole un brazo de un certero hachazo. Al grito desesperado de la mujer,éste siguió dando hachazos a su madre tiñendo de rojo la piña de leña que había cortado en un par de minutos.
Al darse cuenta del horrendo parricidio,salió corriendo por el sendero en dirección al pueblo.
La noche brumosa y fría,le impedía ver con claridad y se fue de bruces,más por culpa,mientras el rostro de su madre aparecía destellante en su mente con los ojos fijos en él.Se levantó y trató de botar el hacha,pero ésta se había unido a su cuerpo como una horrible extensión de su mano asesina.
Aterrado,intentó una y otra vez,sacarse el objeto cortante,pero este ya se había fundido a sus venas,huesos y piel.
Miró el sendero.Entre la bruma,una figura se acercaba gimiendo;era su madre,que en son de venganza brutal se abalanzó sobre el leñador envolviéndole con sus brazos y susurrándole:
-Jamás te dejaré solo...
Lejos,las luces del pueblo daban la bienvenida a un cuerpo deforme y maldito,cuyo grito de horror,jamás fue escuchado.
