Querida Señora Flora:
El 16 de septiembre de 1988, a eso de las 16.00 hrs.cuando la pequeña Agatha, jugaba con sus amigas en el polvoriento camino de la fábrica de ladrillos Pirineos, absorta y confiada, la llamé con un pequeño silbido, que era nuestro secreto llamado y me la llevé a los depósitos dónde la golpeé hasta matarla.
Como usted sabe me gané la confianza de toda su familia, dándole trabajo a usted y sus dos hijos, luego de quedar viuda, para llegar a la pequeña tan dulce y mimosa.Le doy gracias por haber criado una chiquilla tan apetitosa.
Como le decía, la golpeé, para luego despojarla de sus ropas ensangrentadas y comenzar a examinar el mejor trozo de carne; es bien sabido que hay que golpear duro para que se ablande, pero en el caso de nuestra Agatha, no fue necesario; tan tierna estaba, que en el momento mismo, arranqué un trozo de nalga con mis dientes y lo saboreé hasta tragarlo con excitación.
No me comí el cuerpo completo de inmediato y tampoco después; hubo algunas partes incomibles que le di a Fichy, mi gato, que saboreó gustoso aquellas duras partes.Ronroneó largo rato en son de felicidad, debo decirle, que no lo había visto tan feliz.
A los tres días, luego de haber seccionado cuidadosamente el cuerpo en pequeños trozos para poder colocarlo en mi refrigerador y quemar su ropa que ya me apestaba, volví a cocinar un trozo de su nalga.La cociné con papas, cebollas, un poco de zanahorias, pimiento verde y rojo.No quise agregarle ajo; Agatha no se merecía ese horrible olor en su fresco cuerpo.
Me senté y comí con mucha afán, junto a una copa de vino tinto.Debo expresar que tal comida me provocó un éxtasis a tal grado que tuve que flagelarme para poder dormir; hacía tiempo que no tenía esa dulce sensación.
Mi adorable señora Flora, le vaticino que tendrá a sus comensales como reyes, si se decidiera a preparar este magnifico festín.
Me llevó trece días comerla por completo.Las formas de prepararla fueron variadas y no repetí ningún plato.Fue asada, frita, adobada,con ají,al pil-pil,con puré,lechuga,arroz y un toque de longaniza; ya que carecía de pene, tuve que inventarle uno.Pero no se preocupe mi querida señora:no pude comer su vagina cuando fue cocinada, ya que fue una de las parte duras que se comió mi Fichy.Así,que no se moleste en agradecerme que no haya tocado su concha.
Los codos y los tobillos, fueron a parar directamente al plato de mi gato.El resto, lo cociné y fueron muchos los que saborearon su dulce cuerpo en el asado de fiestas patrias, sin saberlo, claro, ya que nuestra sociedad no está preparada para expandir su mente y conocer la absoluta exquisitez del cuerpo de un crío.Ha sido el mejor 18 de septiembre que he pasado en años.
La razón de mi misiva, no es agraviarle a usted contándole los pormenores de lo sucedido con Agatha,sino ,explicarle a usted, mi querida señora, lo sabroso que fue poner mis manos en su cuello, arrancar con el machete los trozos de carne y comerlos guisados.No piense usted, ni por un solo momento, que esta ha sido la primera vez o que será la última.De hecho,Julieta,la pequeña amiga de su hija, aquélla de los ojos negros y el cabello rizado, está ahora en mi armario, esperando su turno para la degustación del fin de semana.Si gusta, puede venir a mi casa.Ah,se me olvidaba, jamás le di mi dirección.
Bueno, sin más y esperando que haya quedado conforme con el regalo adjunto, me despido de usted y familia.
Atte.,Roberto Contreras Manso
Jefe Técnico de Pirineos s.a.c.i
P.D.:¿No ha quedado bella la trenza alrededor del dedo meñique de Agatha?.Creí que le gustaría tenerlo; no se moleste en devolvermelo.Yo tengo el otro meñique y la trenza más larga.
Puede quedarse con el anillo; se lo compré a la niña, en abril de 1987, para su cumpleaños número 12.
Junio 26 de 1989
